martes, mayo 26, 2009

6 meses no son nada (pero tardan tanto en pasar ...)


6 meses han pasado desde la última vez que te escribí. No se porque no lo he hecho pero esa es la realidad. No te mentiría si te digo que el trabajo me ha absorvido o que mis restricciones para acceder a Internet han ayudado, pero lo cierto es que no te he escrito hasta ahora y eso es lo que cuenta.

Medio año puede dar para mucho o para muy poco según se vea. Puede que no haya cambiado ni una sola vez mis sábanas o que mi chica esté en la recta final de su embarazo; 133 días son muchos días aunque a algunos nos pasen más deprisa que a otros.

Para mí poco ha cambiado: continúo de peón en la misma ratonera, me gasto el sueldo en 5 días y apenas soy capaz de mantener 30 min. mi casa en un estado salubre. Sigo acumulando mi armario en montañas de ropa arrugada y puedo contar con los dedos de una mano las veces que me habré afeitado en este tiempo. Hoy he vuelto a sentarme frente a tí para escribir y contarte como me van las cosas pero en cuanto empiezo a enumerar escenas y sucesos a fin de ordenarlos del modo más comprensible posible ...

Cuanto cuesta aprender a amar, yo creía que era un sentimiento y un sentido aprendido pero me equivocaba. Quizás no sepa lo que significa todavía pero tengo muy claro que no es: egoísmo. Me he abrazado a demasiados espejos cóncavos buscando la inflexión adecuada del destino a mi alma. Ahora me siento feliz e incómodo a un mismo tiempo, si recordara las sensaciones de cuando era un bebé.

Cómo surge el afecto en el alma de un bebé? Cuando le inoculan a uno el espectáculo del amor? Yo no quiero tener amor, y mucho menos aparentarlo. Quiero ser, quiero sentir; y sufrir cuando toque sufrir y reír cuando toque reír.

Ahora empiezo a hacerlo, como un crío que descubre que sus piernas le sostienen y lo llevan donde quiere.

Y tengo miedo, mucho miedo. Pero soy feliz, muy feliz.