miércoles, febrero 28, 2007

Eres tú otra cicatriz?

Desde que se me cruzaron los cables, he creído totalmente en el valor empírico de las cicatrices. La cicatriz implica experiencia pretérita pero no olvidada, un recuerdo de lo que no se debe olvidar. Y he aquí que a través de mi moza me llega un musical titulado Hedwig and the angry inch, una historia más del individuo atrapado por la sociedad. Aquí os dejo dos canciones de la película. La 1ª se titula Angry inch,



la 2ª Hedwig's lament,



espero que os gusten, a mí me sorprendieron.

martes, febrero 27, 2007

Allá donde esté el enemigo, allí donde queden una sucia manada de soldados blancos, ... Allí está la revolución!!

Atención madres y padres! Vuestros hijos están en peligro! El demonio capitalista se esconde ahora bajo el disfraz de inocente videojuego. En la noche de ayer, mi compañera y el que os escribe tuvimos una revelación; sin esperar la injerencia liberoconservadora que se avecinaba, disfrutábamos de la última adquisición en materia de ocio de nuestro hogar: Trauma Center UNDER THE KNIFE , un supuesto juego de médicos en el que el jugador ejerce de cirujano.



Cual es nuestra sorpresa cuando en medio de uno de tantos dialogos de relleno, el juego se saca de la manga un tal Dr. de la muerte que practica la demoníaca disciplina de la eutanasia y que aún por encima trabaja con un virus terrible, lo cual les permite cerrar el círculo persecutorio hablando de la amenaza que supone (que miedo me da sólo con escribirlo) el "terrorismo médico".
En vez de irme por las ramas, plantearé la pregunta directamente: Q lobby republicano ultracristiano ha costeado el jueguecito? Es ético deformar así el ocio de un adolescente?



El Partido no espera a la reflexión burguesa: A por ellos! Camaradas, en este blog todos somos partisanos del Ejército Rojo. Os necesitamos para la causa. Ah! Y fusilamos a los desertores, jajajaja!

lunes, febrero 26, 2007

Y se hizo justicia: Gracias Mamma!

Tengo claro desde hace tiempo que la mejor forma de ayudar al cine es no pisar ni por asomo las salas de proyección. Sin embargo, el pueblo llano se suele soliviantar al oír estos comentarios para a continuación patalear y exigir su dosis de atontina complex.
Los Oscars son el empaste dorado de la caries cinematográfica y a un mismo tiempo el testigo de la historia de la gran pantalla. Casi todos los grandes maestros (disculpe Mr. Alfred) se encuentran en su palmarés, y entrar en la lista de sus agraciados implica un conocimiento del medio casi natural. Hacia tiempo que no disfrutaba de un premio así, pero la pasada madrugada los cielos de Norteamérica se abrieron para permitir que se elevara al paraiso del celuloide, entre rechonchos puttis de dedos salchicheros, uno de los más brillantes directores del cine de finales de siglo: Martin Scorsese.



No voy a relatar filmografías ni criticar escenas, ni siquiera he visto su última película; a estas alturas se colgarán miles en la red, y el que conoce su trabajo se sosiega ante el triunfo. Este pequeño apunte es de agradecimiento. Gracias por coger una cámara y grabar las albóndigas de tu madre, Gracias Scorsese!