viernes, septiembre 28, 2007

9:43 !!






Cada día el mazo de la civilización me sacude de la cama como si fuera un saco de patatas al almacén y me arroja a las entrañas electrificadas de la ciudad. Cada vez que me subo al metro me remueve la sensación de ser digerido por los intentinos del gigante como un nutriente más de su sustento. Cada vagón se rellena de individuos hasta adquirir la consistencia adecuada para borrar de sus mentes cualquier indicio de exclusividad y licuarlos en una conciencia colectiva. Así, cada día del año, en un ciclo perfecto del que ninguno puede escapar y en el que todos tratan de avanzar, la humanidad se autoregurgita de veinticuatro en veinticuatro horas mientras el progreso continúa en las estanterías del buffet prohibido.
Hay quien dice que la vida no tiene nada que ver con lo que vivimos, pero siempre es sobrecogedor y caritativamente esperanzador sentir como esta brota entre el asfalto, quebrando el compuesto y rompiendo la linealidad y ortogonalidad de nuestras estructuras para desdecir al incrédulo. Así se comprende que el hombre se hacine y someta a la ciudad: al abrigo de la colectividad, cada uno de nosotros procura su foco de energía interior para poderlo proyectar más allá de nuestros pensamientos, irradiando vida pese a la contrariedad.

Lo cierto es que la idea se acerca al vertedero donde cada uno busca su permanencia mientras los niños juegan entre los escombros y desechos sin más preocupación que el transcurso de las circunstancias. Es necesario coger impulso para unirse a la corriente sin perder el conocimiento en medio de la marea.

He de confesaros que toda esta inquietud me ha sobrevenido después de ver un film de Geoffrey Reggio llamado Koyaanisqatsi en el que no me quedo más remedio que sentirme insecto y reflexionar durante una vuelta a casa amenizada con música del Este. Una vez más me ha superado la ironía. Sin humor es imposible vivir, mientras la humanidad se pudre en los andenes del metro, yo persigo a una banda serbia por los rincones de Madrid dispuesto a cubrirles la frente de billetes (del monopoly, evidentemente!).

martes, septiembre 04, 2007

Costumbres patrióticas del uraño mono verde

La patria del mono son las profundidades del satélite nocturno. Por eso, cuando el mono realiza sus tareas cotidianas, nadie acierta a distinguir si es un antisocial o un engranaje más de una sociedad oculta. Como no dispone de agua, cada fase peregrina hasta la laguna más recondita para recolectar el polvo más cristalino y puro, el único que sacia su sed.

Al regreso del manantial escondido, su pelaje brilla con mayor intensidad, reluciendo sobre las piedras inertes que alteran el sendero. El paisaje y las brisas orbitales le abren el apetito a la media noche, hasta el punto que el mayor placer del ácido primate consiste en sentir como crujen bajo sus mandíbulas los guijarros maduros por la ausencia de atmósfera.

En ocasiones, cuando el tiempo lo permite, el mono verde sube hasta el punto más alto y desciende la ladera bailando una vieja polka rusa que Gagarin se dejó olvidada en su visita con el teleférico espacial. El mono verde gusta mucho también del buen jazz latino aunque reconoce a los más íntimos su predilección por los nocturnos de Chopin.

Pese a lo que parece, este simio es un delicado y cultivado doctor en Filosofía y Letras por la universidad de Houston, ciudad a la que dedico su tesis doctoral "Houston: cohetes, baloncesto, petróleo y poco más".

Desde entonces, nunca más tento a la pluma aunque últimamente vuelve a sentir cierto cosquilleo en la nuca

sábado, septiembre 01, 2007

La falacia de la mayoría

Y en eso llegó Rajoy. Y llegó con la boca caliente y dispuesta a soltar sandeces; sandeces como la de ayer en la que defiende la dictadura de los extremos estancos. Durante estos muy largos casi cuatro años, muchos hemos tenido que soportar desde la ventana o desde la misma calle suficientes operetas y revistas de variedades orquestadas desde Génova como para rellenar el mismísimo sambódromo de Rio. Nuestra mala suerte hace que en vez de diversión y alegría vayan dejando a su paso indignación e intolerancia. Así es España, el país donde los demócratas y defensores de la libertad se niegan a condenar la dictadura y consideran anecdótico devolver la dignidad a los cadáveres que la sufrieron. Así es mi país, donde da igual lo que se diga o se haga porque al final todo es rojigualda.

Ya lo explique muchas veces, no me voy a repetir. El PP está proponiendo el blindaje de una nueva dictadura bipartidista y no será el PSOE quien lo evite o discuta. Si no queremos volver a los tiempos de Cánovas y Sagasta, más vale que reflexionemos. O mejor no, dejad que todo siga su curso y dancemos en torno a la hoguera del integrismo cristiano-occidental mientras el resto del planeta afila el cuchillo.

Cada día que pasa me siento más iberista; en Portugal está la solución a la realidad española. La "balcanización" está ahí. Sólo falta saber quien cojera las armas para defender su unidad nacional primero.

Viva la Federación de Repúblicas Ibéricas !! Viva el Iberismo


Forró eléctrico !!


Sabem quando o ritmo entra no corpo e não larga? Isso é Brasil e tem nome propio: Hoje homenajeio Jackson do Pandeiro, bem chamado "o rei do forró"; tem ese swing tão particular que deixa cú e pés inquietos. Por cima disso tem aquela maneira, hoje já considerada antiga, de interpretar com naturalidade e brincadeira. Acho que a melhor maneira de entenderem o que digo é ouvindo e por favor, não duvidem em dançar.

O mestre Jackson do Pandeiro vira "Chiclete com banana" de Gilberto Gil.

Menção particular para o criador do video, muito bem montado.
Parabéns José Nelson


Continúan los festejos por las C entradas! Gracias camaradas!



La juventud da fe de su júbilo.





Desde todos los estamentos se festeja la memorable cifra!!





La alegría se extiende entre todos.

Weekend feelings



Footing tonight ...

Delirios lunares del increible mono Verde

*Para acompañar la lectura, desgarremos el cráneo terráqueo:





Sobre la inhóspita superficie lunar, más allá del horizonte sobre el que se asienta su cara oculta, mi compadre orbital el mono verde sienta su pelado trasero sobre el polvo para clavar sus ojos en lo infinito del universo.

Lo insondable de su paisaje le sumerge en la vigilia semiconsciente a la que se ha enganchado como única vía para el descanso.

Sus pensamientos en el abismo espacial lo reflejan pateando planetas para amortiguar el pesado yugo de las absurdas horas que el hombre le ha enseñado a cuantificar.

El destello gustativo que produce cada estrella al fundirse en su áspera lengua imprime una sensación ácida, aunque refrescante, al plano espectro que dibuja su conocimiento.

Cada uno de los distorsionados sonidos fantasiados por su tímpano sano le dibujan la trayectoria orbital de los satélites que circundan su imaginación, obstinados en alcanzar la plenitud del orden explicativo.

Así reposa la torturada conciencia del ermitaño fluorescente, el peso de la libertad categórica hace tiempo que la sometió al cruel yugo de la lógica, la física, la perfección y el derecho. Nadie creería que un mono reflectante pudiera habitar la Luna y sin embargo él, allí estaba, retorciéndose sobre la polvorienta superficie lunar, delirando acerca de lo métrico y lo crónico en busca de una salida al enigma sideral. Acepto la insustacialidad de las piedras como única regalía del paladar y prefirió el sobrecogimiento del espacio a la profunfidad del volumen.

De pronto, su viaje hasta el subconsciente abismal reflota sobre la antimateria para devolverlo a su desgarrador exilio por no comprender lo que a cada uno se nos impone. Sacudiéndose el químico pelaje que recubre su inmáculo cuerpo, recupera la verticalidad sin mayor interés, casi por inercia y se oculta en la penumbra de un cráter.