Cuando se desatan los perros

Hoy conseguí, por fin, recuperar el olvidado dato de las elecciones generales con respecto a los números de votantes. Y digo recuperar porque en España la única estadística que se recuerda (mejor dicho, se rememora cada día) es la de los 9 millones de votantes que apoyaron al Partido Popular, que se acompaña indisolublemente del famoso quejido lastimero del ostracismo político al que está sometido este conjunto. Hasta aquí todo resulta correcto: 9 millones fueron los votos y soledad es la palabra que acompaña al PP en esta legislatura pero démosle la vuelta a estos datos: frente a esos 9 millones, 14,5 optaron por las demás fuerzas que componen el hemiciclo y frente al "ostracismo", la comunicación, el pacto y el entendimiento (allí donde el PP no puede entrometerse) han sido la pauta. ¿Cuándo respetarán los conservadores neoliberales (si el s. XIX levantara la cabeza) la decisión soberana de las urnas?

Fascismo encubierto y agitación periodística es lo que ofrecen estos peleles mezquinos y cancerígenos que no cesaron en su empeño hasta conseguir el titular ansiado del atentado terrorista. En el más delicado momento de nuestra aún infantil democracia, en el que la transición española podía definitivamente concluir cerrando el doloso asunto de la composición estatal, tras tres años sin muertes y con la sociedad esperanzada por el fin del terrorismo y la reconciliación que tanto se enarboló en el 78 y ahora se niega, los perros rabiosos de la derechona se soltaron al perder su poltrona y se avalanzaron por su gloria personal, sin preocuparse por la decencia ni la dignidad de la que tanto se jactaron.

Yo defiendo ese ostracismo, yo reniego de los que imponen en vez de proponer; estoy harto de ver cómo entre los restos de la dictadura nos joden la democracia. Dejad de hablar de la libertad, nunca alcanzareis a comprenderla.

Hoy os dejo una perla de J. LO, la reina de las amenazas, el pitbull de las ondas. Y la iglesia permite estas cosas: Fascistas!!