jueves, octubre 11, 2007

Usurpando la piedra de la locura




No, no podemos pedir perdón por abrir la boca cuando a nadie ofendemos. Cúal es el delito que nos aplasta contra el muro de la mediocridad? Sólo queríamos disfrutar del vértigo pendulante de quien camina por los bordillos de la ciudad simulando admirables acrobacias. Nuestra única falta es imaginar sin tapujos que hay más allá del reloj, que se esconde tras el "prohibido pasar" de esta sociedad acartonada y unidireccional. Nadie nos asistió cuando surcamos el Atlántico de las ideas hacia la cornucopia azteca; nadie participó de aquellas muestras de alegría sin ataduras, solos nos quedamos entre artilugios y cuchufletas. Hoy se me ha partido el alma como artista. No puedo abandonar el barco. Mi piedra está viva y se dilata en mis entrañas. Uno husmea entre las nubes, la otra sufre su castigo y el que falta no sabe hacia donde va.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola Jorge te hecho de menos!!!