lunes, enero 22, 2007

Once upon a time, in a far far away attic

Se respira el nerviosismo tras las bambalinas. Entre tramoya y ensayos, durante los tres o cuatro últimos años mi cerebro he trabajado a fuego lento, como el bueno de Picadillo, mezclando experiencias, lisergias y espantos en proporción para conseguir el bocado artístico que en su día mascullé: a finales de este mutante Enero podré entregar mi primer dossier profesional. Que nadie pretenda un tratado sobre la armonía y el decoro pues precisamente contra ellos y muchos de sus primos van mis prerrogativas. Los nervios son muchos pero la sensación de la mesa puesta y el plato caliente invita a sentarse sin demora: la obra está concluída, cada segundo que tarda en exhibirse su esencia sufre y el creador se angustia.



Este es el año de la declaración. Registro y admiración, bedankt.

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