lunes, febrero 04, 2008

Apoteosis del Huevo o la Gallina



Personajes

Capataz: Héroe villano.
1er acompañante: Místico bucólico.
2o acompañante: Maniático obsesivo.
3er acompañante: Absurdo enajenado.
4o acompañante: Estoico imperturbable.
5o acompañante: Iracundo violento.
6o acompañante: Espléndido Estupendo.
7o acompañante: Reflexivo dubitativo.
8o acompañante: Hipoestimulado depresivo.
9o acompañante: Burlesco jocoso.
10o acompañante: Hiperafectuoso posesivo.
11o acompañante: Caótico panicoso.
12o acompañante: Controlador compulsivo.

Cada uno de ellos dispone de un guión al uso.

Entre paréntesis acotaciones musicales.


(Concierto para trompeta - 3º Movimiento, Josef Haydn)

En una calle del centro herculino, de cuyo nombre no me podré olvidar, un granjero en mono naranja y su equipo de mono azul levanta un pequeño corralillo para gallináceas en cuyo interior deposita un armario y un asiento regio. Tras cerrar las bocacalles para evitar posibles huídas aviares, instalar unos cuantos muebles propios de la avicultura y engalanar el suelo con una alfombra roja, se introducen en el habitáculo efímero y lucen bajo sus atuendos de labranza unos preciosos vestidos de época que van engalanando con demás complementos sacados del camarín.

(Música reales fuegos artificiales - La rejouissance, Georg Friedrich Haendel)

Mientras se reproduce la farsa interpretativa, un camión cargado de gallinas se asoma por la principal bocacalle inquietante y amenazador. Como en toda comedia barroca, aquí comienza el delicioso diálogo entre cortesanos y aves de granja. Para que las gallinas no sufran el miedo escénico, serán incentivadas con una grandiosa cantidad de tentador maíz repartido de modo equitativo por toda la vía. Revestidos de moderna elegancia, los intérpretes comenzarán a sembrar toda la escena con el preciado manjar.

(Il Trovatore - Coro de gitanos, Giusseppe Verdi)

Una vez las gallinas abandonen su transporte y campen libremente por la vía pública, cada intéprete desarrolla su correspondiente guión desorientando la atención del que pretenda atender a tal despropósito. El ideólogo tomará en sus brazos a la gallina primaria y la introducirá en su corralillo para el protocolario té de bienvenida. Tras embelesar a su acompañante con unas finas pastas de mantequilla dispuestas para la ocasión, le recitará unos versos cargados de admiración y concupiscencia sacados de algún manual amoroso de época.

(Masquerade - Vals, Aram Khachaturian)

Concluída la lectura, se iniciará el baile de salón en el que cada intérprete danzará con su ya para entonces dilucidada partenaire. Tras el baile, la cogerá bajo su brazo y como buen caballero la acompañará hasta la esquina, demandará un transporte y sellará con un beso el sino de tan gozoso encuentro.

(Capricho para violín y orquesta - fragmento, Krysztof Penderecki)

Después del galanteo, llegará la desolación y la cólera. Con el corazón picoteado por el cruel destino, las antes amadas compañeras comenzarán a ser espantadas por el capataz sin orden ni concierto tratando de generarles el mayor pánico, tanto a ellas como al asistente. Los demás intérpretes le increparan con violencia hasta masacrarlo a base de huevos y reducirlo en el corral. Encerrado y sometido, bajo un oneroso foco de la vergüenza, el capataz se acomodará sobre "su huevo" y se adormecerá. Los demás intérpretes llorarán las yemas estalladas y concluirá así la farsa.

(Música de Michael Nyman)

Como sacados de un trance, los intérpretes despertarán de su reflejo, recuperarán sus monos de trabajo y desmantelarán el escenario con diligencia y prontitud mientras el capataz adula su huevo sin poder huir de la alucinación.

Fin.

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